De la misma manera que la eHealth tiene muchos beneficios, también tiene sus dificultades. Para su implantación, se puede encontrar barreras de eHealth, las cuales vamos a intentar enumerar a continuación.
Falta de incentivos económicos
Como toda nueva implantación, se necesita dinero para llevarla a cabo. Y, por lo tanto, se espera una beneficio de ella, ya sea con ingresos extra o con ahorro de costes. El «problema» aquí está en que muchas veces los beneficios económicos que aporta no son obvios. Un ejemplo puede ser que un médico cobrará menos por una consulta electrónica que por una presencial. Aquí el beneficio está en que podrá atender a más pacientes a distancia que si lo hiciera presencialmente. Este beneficio a veces no es tan obvio ni tan medible, así como establecer la mejora económica que aporte.
Falta de evidencia de efectividad económica
Está relacionado con el punto anterior. Existen poco estudios sólidos que cuantifiquen el beneficio económico de aplicar estas tecnologías. Hoy en día, la eHeatlh suele complementar a la medicina tradicional. Así que es difícil separar los beneficios de cada parte.
Coste económico
Cada avance tecnológico lleva detrás un trabajo de investigación y de desarrollo. Este puede resultar a veces caros y no siempre se está dispuesto a hacer un desembolso. Tanto por parte de las administraciones públicas como por los pacientes.
Falta de apoyo de las partes interesadas.
Las tecnologías de eHealth las pueden usar gente muy diversa, cada persona con sus características propias (trabajo, rutinas, ideologías, etc.). Estas características pueden ser una barrera de eHealth, ya que algunos sistemas pueden ser incompatibles con las partes implicadas. Por ejemplo, desde la parte de enfermería podría ser un problema si una aplicación eHealth no es compatible con el resto de sistemas que usa o si en su trabajo no tiene un ordenador o tablet a su disposición. Igualmente, si el paciente no puede utilizar el móvil durante su trabajo, hará que deje de usar estas tecnologías.
Factores culturales, organizativos o psicológicos
Hay que tener en cuenta el contexto en el cual se van a desarrollar estas tecnologías. Si no se tiene en cuenta, se podría intentar introducir en grupos de población muy reacios, los que aumentaría mucho las opciones de fracaso. Por ejemplo, suele ser difícil introducir a personas de la tercera edad en tecnologías de eHealth, lo que suele acabar en fracaso.
Aspectos legales
A veces las barreras de eHealth son legales. No se puede dejar toda las responsabilidad en la tecnología, ya que debe haber profesionales sanitarios detrás en el momento del diagnóstico por ejemplo. Porque si hubiera una equivocación, ¿de quién sería la culpa? Podría estar apoyado en Big Data pero aún así habría ocasiones en que se pudiera equivocar. Por esto a veces las leyes pueden frenar algunas implantaciones.
Falta de estandarización
Como la mayoría de las tecnologías que están en fase de despegue todavía, en los nuevos desarrollos de eHealth se toman las directrices y metodologías que más se ajusten al problema que intentan resolver. Esto crea una interoperabilidad baja entre los distintos sistemas, complicando la comunicación entre ellos. Un ejemplo similar es el Sistema Nacional de Salud (SNS) de España. Aquí las competencias sanitarias están transferidas a las autonomías y cada una de ellas ha desarrollado sus propios sistemas.
Falta de motivación o habilidad
Esta barrera de eHealth se puede en contrar tanto por parte de los pacientes como por los profesionales sanitarios. En ambos grupos existen personas reacias a la tecnología. De la misma manera que existe gente negada para su uso. Esto se suele dar más en las personas de edad avanzada.
Poco alcance
En ocasiones, puede que sólo usen estos avances un número muy limitado de personas. Algunas de las razones podrían ser: diseñado para un grupo con unas características muy concretas, implementación deficiente o la necesidad de unos conocimientos de salud más avanzados.
No adherencia
Aún superando la mayoría de las barreras anteriores, puede ser que los usuarios dejen de utilizarla. Las aplicaciones deben saber motivar y tener resultados visibles para que los usuarios continuen usándola. Una aplicación puede ser muy eficaz, pero no hay que olvidar que debe ser diseñada para ser usada por las personas.
Baja interoperabilidad
Una tecnología eHealth no puede funcionar por sí sola. Necesita comunicarse con otros sistemas. Tanto para recibir datos de sensores o de bases de datos, como para mandar información para ser visualizada por ejemplo en el móvil del usuario.
Deshumanización
En muchas enfermedades, como las crónicas, suele ser importante las emociones. Y éstas se pueden tratar mejor cara a cara. Con la eHealth se podría perder trato directo con la enfermera o médico, lo que puede hacer al paciente sentirse menos acompañado. Sin embargo, también pueden humanizarse más mediante el uso de videoconferencias, por ejemplo.
Pérdida de puestos de trabajo
Como con toda nueva tecnología, se puede temer que las máquinas sustituyan a los humanos. Pero esto no tiene por qué ser así. Con la crisis se ha puesto más en evidencia que el ratio de pacientes por enfermera es realmente alto. En el peor de los casos, seguirán las mismas enfermeras con el mismo rating, pero al delegar parte de sus funciones en la eHealth, podrán aumentar la calidad asistencial y dedicar más tiempo de calidad a cada paciente. Por otra parte, el desarrollo de estas aplicaciones requieren del asesoramiento de profesionales sanitarios, por lo que algunos se podrían reconvertir como asesores.
Privacidad
La facilidad para acceder a los datos propios puede dar sensación de una falta de privacidad. Esto, junto al envío de los datos por Internet y las noticias de ataques informáticos como el del pasado día 12 de mayo, pueden hacer desconfiar. Sobre todo a las personas más reacias a adoptar nuevas tecnologías les puede suponer una de las barreras de eHealth.